Los intercambiadores eléctricos indirectos están diseñados para trabajar en entornos explosivos. Son menos eficientes desde el punto de vista termodinámico que los intercambiadores directos, ya que requieren superficies de intercambio de calor más extensas pero esenciales en aplicaciones donde el fluido de proceso sería demasiado agresivo a las temperaturas de trabajo. Ideales para soluciones de hasta 750 kW de potencia y temperaturas de funcionamiento de hasta 250°C.

En estos intercambiadores, de hecho, el fluido de proceso no se calienta directamente, sino que pasa a través de un serpentín sumergido en un fluido secundario normalmente de agua, glicol o aceite, a su vez calentado por elementos blindados. Esta configuración protege los elementos calefactores del riesgo de corrosión, pero requiere dispositivos de seguridad como sensores de control de nivel, vasos de expansión y válvulas de seguridad, para evitar sobrecalentamientos o sobrepresiones.

Realizables con protección IP66-IP68, son certificables para aparatos a presión de acuerdo con la Directiva PED o el código ASME (incluido U-Stamp). Para su uso en áreas explosivas pueden estar certificados ATEX, IECEx, EAC, cCSAus, INMETRO.